Cuando amamos a nuestras mascotas, nos sentimos mal cuando sufren o se enferman. Si se trata de una enfermedad que pone en riesgo su vida, hacemos todo lo que esté a nuestro alcance para salvarlo. Así lo hizo el matrimonio Modica con su perrito, mientras estuvo entre ellos.
El pequeño Jax
Tony Modica y su esposa Lindsey viven en Carolina del Norte y aman a los animales, especialmente de los perros. Por eso, decidieron adoptar a Jax.
Llevaron a casa a un hermoso y tierno cachorro akita, de doce semanas, a quien le pusieron por nombre Jax.
En casa, el cachorro era muy feliz, se divertía con sus humanos y llegaron a amarse como padres e hijo lo hacen.
Pero justo a los dos años, la mascota comenzó a presentar una enfermedad que no era muy común, pero sí bastante grave y avanzaba cada día.
Empezaron a notársele cambios en la coloración de su piel y presentaba problemas en sus ojitos.
Lo llevaron al veterinario, insistía en que se trataba de una alergia, y así pasó cinco meses sin que ningún tratamiento mejorara su condición, el diagnóstico era equivocado.
Los padres de Jax encontraron en los grupos de Facebook de Akita World, mucha información sobre los perros de esa raza. Y descubrieron que su perrito padecía del síndrome Uveodermatológico.
«Nuestro veterinario no estaba familiarizado con esto y lo obligamos a investigar la enfermedad», afirmaron los padres.
La enfermedad les pone los ojos rojos con mucho dolor, la piel le cambia de color por la despigmentación que sufren, y el cabello se blanquea.
Pero más allá, de lo estético, la mayor preocupación es la ceguera que les ataca a los perritos, ya que se cree que la causa está relacionada con la destrucción de las células del sistema inmunitario en la retina del ojo y los melanocitos (células que producen pigmentos) en la piel y el cabello.
A pesar de todo, Jax siempre mostraba su amplia sonrisa, resaltada por la máscara que se formaba en su rostro por la decoloración de la piel y el cabello.
«En casi todo, Jax siempre tenía una sonrisa que podía hacer feliz a cualquier persona que estaba teniendo un mal día», recordaba Tony.
Era amable con las personas y con los otros canes. La familia pertenecía a grupos de protección animal como Big East Akita Rescue y GA Akita Rescue Division, y siempre estaba contento y juguetón con todos.
Lo más triste fue ver como desmejoraba su salud. Las altas dosis de medicamentos para contrarrestar la enfermedad, le producían efectos secundarios que le dañaban cada día más.
Jax antes de que la enfermedad y después
La enfermedad no condujo a Jax a su muerte prematura, fueron los efectos secundarios a largo plazo de la alta dosis de prednisona y azatioprina que se necesitaba para mantener su enfermedad bajo control.
Por amor a Jax y con la experiencia que les ha dado la enfermedad de su perrito, Tony y su esposa Lindsey ahora tratan de servir de ayuda para aconsejar a otros en donde pueden buscar información certera, pero sobretodo que lo hagan a tiempo.
Debemos estar pendientes de la salud de nuestras mascotas para prevenir cualquier enfermedad importante que pueda provocarles dolor e incluso la muerte, como al alegre y sonriente Jax.
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