Muchas familias consideran que tener a un guardián de cuatro patas en casa les brinda seguridad, además de compañía y muchos momentos de amor y diversión. Sin embargo, no todo está seguro cuando estas criaturas son los responsables de vigilar los bienes familiares y esto lo ha aprendido muy bien la madre Ivar.
Este perrito querido es la adoración de su dueña Krissa Wright. Por años el animalito ha demostrado ser un cachorro muy bien portado y siempre cariñoso. Por esa razón cuando unas enigmáticas desapariciones empezaron a suceder en el hogar, nadie podía sospechar del ejemplar Ivar.
La comida había empezado a perderse del mostrador de la cocina y los padres de Krissa pensaron que se podría tratar de algún roedor o visitante inesperado. No obstante la mujer tenía sus propias sospechas, sólo que hasta ese momento su amigo nunca había hecho ni el intento de tomar comida sin permiso.
«En realidad, Ivar nunca nos robaba comida. Podríamos poner comida en el suelo e irnos y él no la tocaría», dijo Wright.
Pero el misterio se aclaró cuando el padre de Krissa decidió colocar una cámara de detención de movimiento.
El aparato resultó bastante sofisticado pues, además, se encargaba de enviarle una alerta en su teléfono cuando la comida estaba en peligro.
De este modo podía confrontar al posible ladrón y hablarle a través de un altavoz a larga distancia.
Un día cuando todos en la casa habían salido a trabajar y el travieso Ivar había quedado sólo en casa decidió quitarse la máscara de niño bueno y se preparó para cometer su fechoría. La familia pudo comprobar que el educado perrito estaba robando la comida.
«Creo que se puede decir que fue atrapado con las patas en la masa», dijo Wright a modo de chiste.
Ivar recibió un buen sermón del padre de Krissa, quien le habló por el altavoz apenas se encendió la alerta.
Además, al llegar a casa el ladrón de cuatro patas recibió un nuevo llamado de atención. Todos creerían que con esto era suficiente pero estamos totalmente equivocados, pues las desapariciones siguieron sucediendo.
«Más tarde esa noche se comió dos bolsas enteras de la cocina, pero como mi papá estaba en casa la cámara estaba apagada», dijo Wright.
Aunque en ese momento no se obtuvieron las pruebas, evidencias como el siguiente vídeo señalaban al peludín travieso como el responsable.
So my dad set up a ring camera in our kitchen to catch my dog eating our beef jerky ? pic.twitter.com/tiykAZkgqe
— Krissa Wright (@_Krissa__) August 20, 2019
¡Claro! Este es el argumento de sus padres pero parece que para Ivar es mejor jugar al desentendido y no ha dejado de jugar al “perrito bueno” y defiende su inocencia hasta que se demuestre lo contrario. Para Krissa, Ivar es un sabelotodo pero lo ama y está feliz con su presencia en casa. Sólo esperamos que sus travesuras no lleguen a una escala mayor.
Qué equivocados están las personas que creen que los animales son de una inteligencia inferior. Comparte esta nota y demuéstrales con la historia de Ivar que ellos poseen la misma astucia que muchos adultos.