Hope for Paws ha trabajado durante muchos años en el rescate de perros y gatos que necesitan con urgencia de alguien que les brinde una nueva oportunidad. Sin embargo, a pesar de toda su experiencia nunca se habían topado con un perrito que llorara de una manera tan desgarradora como Rain, una pastora alemán.
A pesar de que Rain estaba muy asustada nunca se mostró agresiva.
El equipo recibió una llamada en donde les explicaron que esta perrita se encontraba sumamente asustada, pero se mostraba reacia a dejar que algún humano se acercara a ella. Eldad Hagar y Loreta Frankonyte no tardaron de llegar allí y lo primero que notaron es que la dulce perrita se veía muy hambrienta.
Rain fue rescatada en las afueras de la ciudad de Los Ángeles.
Loreta se acercó a ella esperando ganar su confianza con una poco de comida, pero se encontraba tan nerviosa que comenzó a retroceder lo más rápido que pudo y profería unos angustiosos chillidos donde parecía que lloraba y trataba de explicar lo aterrada que sentía.
Loreta le ofreció patatas fritas y trozos de hamburguesa a Rain.
No cabía duda, Rain necesitaba de toda la ayuda posible. Por desgracia, tantos años en la calle la marcaron con terribles experiencias y no parecía dispuesta a confiar en nadie. No sería un trabajo sencillo pero Loreta y su compañero se dispusieron a tratar de hablar con ella para explicarle que ahora estaría a salvo.
“Todo está bien. Estarás a salvo”.
Como parecía dispuesta a salir huyendo, Eldad utilizó una enorme malla para cercar el sitio y asegurarse de que la perrita se mantendría cerca de ellos. La pequeña no para de llorar y se esconde en un angosto pasillo sin comprender bien lo que está sucediendo. Los dedicados rescatistas nunca se rindieron y tras unos tensos minutos lograron poner un pequeño collar con el que podrían tener mejor control de la situación.
Rain fue adoptada apenas unos días después de su rescate.
A pesar de este gran avance, Rain seguía sintiendo mucho miedo. Llevarla hasta la jaula para trasladarla parecía tarea imposible pero por suerte apareció una vecina que le daba comida y que incluso fue quien realizó la llamada a Hope for Paws.
La nueva familia de Rain la rebautizó como Sassy Pants Dunbar.
Corey Linnel se ubicó al lado de la jaula y la nerviosa Rain acudió hasta ella. Se veía muy aliviada de finalmente ver una cara conocida en medio de la extraña situación. Finalmente en su jaula todo cambió por completo y la dulce perrita comenzó a mover la cola. Le dieron un delicioso baño y allí se mostró muy feliz y agradecida con todo el amor que le dieron.
Ahora la perrita tiene hermano mayor con el que adora jugar mientras recorren su jardín a toda velocidad.
No hay duda de que esta es la vida que se merecía la dulce Rain después de una experiencia tan dura en la calle.
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