Galgos del Sol Animal Rescue se especializa en el rescate de galgos. Para ser más exactos, trabajan especialmente con galgos de caza españoles, pues muchos de estos animales son son abandonados o asesinados cada año cuando finaliza la temporada de caza en la nación europea.
Los perros no son vistos como posibles mascotas, por lo que terminan en refugios para aplicarles la eutanasia o, lo que ocurre más a menudo, es que son dejados a la deriva por los caminos para que mueran de hambre y sed.
Así fue como encontraron a Matilda. Estaba desconsolada y adolorida, sola en las calles y no paraba de llorar.
Su cuerpo delgado mostraba todos sus huesos, pues pesaba menos de la mitad del peso que le correspondía a un animal de su raza y de su edad.
Un grupo de hombres y mujeres jóvenes llamaron a Tina Solera, la fundadora y presidenta de Galgos del Sol Animal Rescue para contarle sobre la terrible situación de Matilda.
Tina escribió en Facebook que estaba pasando por el pueblo en el que estaba la pobre perrita cuando recibió la llamada.
El caso de Matilda, narrado en conmovedoras imágenes
Tina pensó que, tratándose de la debilidad de Matilda, la podía rescatar sin una trampa, pero las cosas no salieron tan bien como esperaba. Algunos de los jóvenes de la localidad la ayudaron pacientemente a meter al perro en la jaula.
Sucede que Matilda, a pesar de su terrible condición, estaba sumamente estresada. Los gritos que emitía la perra, así como el llanto, fueron muy angustiantes y terminaron alterando a todo el equipo. Ella intentó en varias oportunidades morder a las personas que trataban de ayudarla.
Con paciencia, perseverancia y tacto, Tina y sus ayudantes lograron poner a Matilde a salvo, así que de inmediato fue llevada a un hospital veterinario. Ella continuó gritando y llorando durante todo el viaje y Tina no sabía si la perra lo estaba haciendo por dolor o miedo.
Tina, quien se mudó con su familia del Reino Unido a Murcia, España, es madre de dos hijos y dijo que su corazón se rompió en pedazos por los gritos de Matilda. «He envejecido unos 30 años en la última hora, dijo, oírla llorar y gritar es tan estresante que te hace sentir inútil. Ella está a salvo ahora «.
La perrita estaba demacrada, cubierta de garrapatas y tenía fiebre. Le realizaron una radiografía de cuerpo completo y un escáner para ver si tenía algo roto, pero no apareció nada obvio, por lo que le administraron analgésicos y la pusieron en una cama blanda para dormir.
Unos días después, Matilda se sentía mucho mejor. Eventualmente grita, pero es normal debido a todos los traumas emocionales que sufrió esta mascota a causa de su período en las calles.
Para Tina, ver a la galgo menear la cola, es una emoción indescriptible. Es una señal de que ella puede volver a creer en los humanos y que va en vías de tener una vida normal.
Si te conmovió la dura historia de esta galgo abandonada, compártela. Cada persona que conoce del trabajo que hacen algunas personas para mejorar la realidad de esta raza, toma consciencia y hace su aporte.