Animales como los elefantes y los rinocerontes se han convertido en las criaturas más codiciadas por los inescrupulosos cazadores que se lucran con el marfil de sus colmillos y con la venta de los cuernos. Sin embargo, estas no son las únicas especies que se han visto amenazadas en Kenia por la ambición del hombre.
Por ese motivo, el país africano ha impulsado una ley que aprobará la muerte de aquellos cazadores que acaben con la vida de animales en peligro de extinción.
Además de los elefantes y rinocerontes, en las selvas de este país viven otras criaturas como las jirafas, los leopardos y guepardos, cuyas especies también se encuentran en peligro de desaparecer.
Frente a esta diversa y casi extinta fauna, en el 2013 se creó una Ley de Conservación de la Vida Silvestre, en la cual se establecía cadena perpetua y multas de hasta $200.000 para los que se atrevan a acabar con la vida de un animal casi extinto.
A pesar de la normativa y el arduo trabajo de diferentes organizaciones protectoras de la vida animal, estos malvados actos siguen sucediendo día a día.
“Las leyes actuales no han logrado el resultado esperado”, afirmó Najib Balala, secretario del gabinete del Ministerio de Turismo de Kenia.
Esta situación terminó por desembocar en la promulgación de una medida más severa aún: la muerte de los que acaben con vidas inocentes. Una decisión que ha tenido sus aliados y sus adversarios, pues hay quienes se niegan al uso de esta medida extrema como una solución al problema.
Lo cierto es que en Kenia, los cazadores utilizan alta tecnología para acabar con la vida de los animales. Equipos de alta potencia para detectar a los animales, gafas de visión nocturna, lanza granadas GPS y hasta helicópteros de baja altitud son utilizados para destruir a las indefensas criaturas.
El problema es tan grave que especies como el rinoceronte negro han sido sacados de sus hábitats y enviados a santuarios con el fin de protegerlos.
Sólo en el 2017 fueron cazados 9 de estas casi extintas criaturas y, según Save the Rhino, eso es suficiente para «cancelar virtualmente la tasa de crecimiento de la población general».
Se presume que el número de estos rinocerontes en Kenia es inferior a mil.
Para los proteccionistas es muy frustrante ver que los responsables de estos actos inadmisibles salgan en libertad, después de pagar las altas multas. Recordemos que se trata de una red organizada en el cual se manejan fuertes sumas de dinero.
La mayoría de las partes de estos animales cazados terminan comercializándose en el mercado chino.
En un esfuerzo único para contrarrestar estas ofensivas, además de hacer que los cazadores paguen con su vida, el Servicio de Vida Silvestre de Kenia (KWS) también planea aumentar el número de defensores de la vida silvestre hasta las últimas consecuencias.
El futuro que le depara a estas especies es casi impredecible; sin embargo, son muchos los esfuerzos por evitar su extinción.
Diversos organismos y fundaciones están trabajando en conjunto para acabar con la caza de estas criaturas y medidas como estas sólo buscan marcar un punto a favor en la justa batalla por salvarlos. Quizás sea necesario que leyes de esta magnitud no se implementen solamente en Kenia, sino en cada país del mundo.
Comparte esta nota y ayúdanos a alzar la voz para que se tomen más medidas de este tipo y el hombre aprenda una gran lección ¡Basta de negociar con la vida!