En medio de un conflicto bélico, cientos de animales inocentes quedan en peligro y sumamente ansiosos sin entender lo que está sucediendo. Las constantes explosiones producen un gran impacto en sus oídos y muchos de ellos son dejados a su suerte por familias que huyen en un desesperado intento de salvar sus vidas.
“Dios me bendijo al ponerme en una posición en la que pudiese ayudar a los demás”.
En el 2016, un hombre llamado Mohammad Aljaleel (Alaa) decidió que no se iría de Siria a pesar del enorme peligro que su vida corría allí. Prefirió quedarse para socorrer a cientos de gatitos y fundó un santuario en medio de las circunstancias más desoladoras.
El santuario comenzó con 30 gatos pero en semanas ya tenía más de 180.
Varias personas que lo conocían sabían de su amor por los animales, así que antes de dejar el país le pedían que cuidara a sus gatos. Por su parte, él también acudía a varias zonas que habían sido bombardeadas y sacaba a los afectados gatitos. Mohammad los llevaba a un veterinario y luego se encargaba de darles comida y brindarle todas las atenciones necesarias. Fue así como llegaron a conocerlo como El hombre de los gatos de Aleppo.
“Siempre he sentido vocación para ayudar a las personas y a los animales que lo necesiten. Creo que allí está el secreto de la felicidad”.
Por desgracia, la difícil situación de Siria acabó por completo con el santuario. Aleppo fue bombardeado y Alaa fue obligado a huir de allí con los únicos 7 gatitos que lograron sobrevivir. Desde allí comenzó a vivir en distintos lugares tratando de ayudar a animales y personas heridas por los estragos de la guerra.
“Me quedaré con los gatos sin importar lo que pase. No quiero ser un refugiado. Quiero estar en mi país y ayudar a tantas personas como sea posible”.
Recorría todas las zonas posibles para trasladar a los heridos a algún hospital. Ahora, 3 años después de la destrucción del lugar por el que tanto trabajó, ha decidido volver y seguir luchando por ayudar a los felinos.
El nuevo santuario tiene clínica veterinaria, jardín de infantes y un orfanato.
Su nuevo establecimiento en Aleppo no sólo ha abierto las puertas a los gatitos. También se encarga de cuidar decenas de niños huérfanos, ya sea que quedaron sin sus padres o sin ningún otro familiar que pueda hacerse responsable de ellos.
“Los niños y los animales han sido los más afectados en este conflicto. Son los adultos los que lo han hecho todo mal”.
Gracias a lo lejos que su historia llegó en el 2016, Alaa cuenta con muchas personas que le dan donaciones y lo apoyan económicamente para que continúe con sus buenas obras. Para él una de las cosas más importantes en la actualidad es enseñar a los niños que están bajo su cuidado sobre lo bonito que es ayudar a los animales.
Alaa ha recibido amenazas de personas que quieren hacerse con el dinero de su Fundación.
Por desgracia, todavía no se encuentran fuera de peligro. Aleppo sigue siendo una zona de muchos encuentros entre diferentes bandas. Sin embargo, este dedicado hombre no está dispuesto a dejar a los suyos y seguirá allí para poder seguir educando a los niños y alimentando a los gatitos.
Comparte esta inspiradora historia que sin duda nos abre los ojos sobre la difícil situación que se está librando en estos conflictos bélicos.