Lee Thomas-Palmer tuvo a Zelda como mejor amiga y compañera por 10 años. Esta golden retriever tan especial conquistó el corazón de este hombre, que llegado el momento de decirle adiós a su amada mascota, decidió hacer reflexionar a miles sobre el valor de los animales en nuestras vidas.
Amorosa y juguetona, la vida de Zelda comenzó a cambiar conforme fue envejeciendo, hasta que un buen día Lee recibió una noticia que, como diría el mismo: en una hora cambiaría para siempre su mundo.
Zelda cuando solo era una cachorrita
Tras días de decaimiento, Lee decidió llevar a su amiga al veterinario, sin imaginar que el diagnóstico era desgarrador: la perrita tenía un tumor y no tenía la fuerza muscular suficiente como para resistir a una operación. Su vida estaba sentenciada.
Entonces comenzaron para Lee lo que él mismo describió como los días más difíciles de su vida. Zelda estaba convaleciente y solo le quedaban algunos días de vida. De inmediato su joven amo se sintió incompetente, se suponía que él debía cuidar de ella y de su salud y sentía que le había fallado.
Zelda llenó la vida de Lee de amor durante 10 años
Como Lee explica en su conmovedora reflexión, algunas personas suelen comparar a las mascotas con los hijos, pero definitivamente son muy distintos. Cuando los hijos crecen se hacen más fuertes e independientes, mientras que perros y gatos se tornan frágiles y vulnerables conforme envejecen.
Zelda siempre había confiado en Lee y él sentía que le había fallado, pero lo peor estaba por comenzar.
Zelda en sus últimos días de vida
Cuando llegó el último día de Zelda, la vida de Lee se vino abajo. Era su última oportunidad para sentir la hierba en el parque, el agua del lago o la arena entre sus patas. Un último viaje en automóvil con las ventanas abajo, con la diferencia de que ella estaba demasiado débil para apreciar todas las cosas que antes la hicieron tan feliz.
El día había llegado y solo los que hemos tomado la difícil decisión de ayudar a nuestros amigos peludos a abandonar el dolor, sabemos lo terrible que es decirles adiós para siempre en esas condiciones.
Zelda y Lee, por última vez juntos en el parque
Lee llevó a Zelda a la tienda de mascotas en busca de la mejor golosina. Ella estaba tan mal, que ni siquiera pudo comerla.
Entonces se encaminaron al veterinario y el joven estuvo llorando afuera durante al menos 20 minutos. Sabía que al salir de ese lugar, ya su compañera incondicional no estaría con él.
Acompañó a la mascota hasta su último resuello.
“No pude controlarme. Yo estaba inconsolable. Ella se acostó allí. Estaba esperando a que se levantara, pero sabía que no lo haría. Le acaricié la cabeza, cerré sus ojos, la besé en el hocico una cantidad de veces desconocida. Antes de levantarme, le quité el collar y le dije por última vez cuánto la amaba.”
No importa cuánto tiempo haya pasado desde que Lee dijo adiós a Zelda por última vez, él sabe que su vida nunca volverá a ser la misma. Por esto, este joven se ha tomado la tarea de dejar para otras personas un mensaje emotivo y valioso:
“Abraza a tu perro esta noche, llévalo al parque, sé que estás cansado, pero eres su fuente de felicidad. Ellos confían en ti. Tienes la oportunidad de pasar tiempo con ellos. Yo no. Daría cualquier cosa por tener un día más con Zelda al 100% para permitirle amar la vida. No esperes, porque nunca se sabe lo que puede pasar.”
No desperdicies la oportunidad de amar incondicionalmente a esos seres que con su nobleza e inocencia, son capaces de hacer tu vida más feliz y placentera.
La historia de Zelda supo tocar los corazones de miles
Esta historia ya ha tocado los corazones de miles y tú puedes contribuir para que llegue a más personas. Lo único que debes hacer es compartirla y enseñar a otros el valor de cuidar de una mascota.