Los animales no dejan de sorprendernos con sus espontaneas acciones, su comportamiento a veces se asemeja al de los niños pequeños. Y pueden incluso llegar a ser un tanto celosos con los juguetes que hay en casa, aunque no siempre sean de ellos. Así le pasa a Bell, una hermosa y juguetona gatita que quiere todos los juguetes para ella.
La peluda Bell era una gatita que vivía en la calle, y producto de las condiciones en que se encontraba se enfermó de gripe felina, tenía una infección en sus ojitos y, muchas pulgas.
Bell nunca tuvo un juguete en su vida
Pero, la fortuna le sonrió cuando una amorosa familia la descubrió y desde ese día su vida cambió, se la llevaron a casa, y pasó a formar parte del hogar. Todos la recibieron con los brazos abiertos y muchísimo amor, Bell no puede estar más agradecida con ellos.
La minina estrechó un lazo muy lindo con Aurora Brooks, su madre humana a quien le encanta tenerla cerca, pero no está acostumbrada a tratar con otras personas.
“Es muy asustadiza cuando se trata de extraños, pero le encanta que la abracen cuando no hay nadie cerca”, aseguró la madre de la gatita.
También tiene un hermano gatuno que se llama Hugo, con quien pasa agradables momentos. Ya se habían acostumbrado a ser los consentidos de la casa, hasta que un nuevo miembro llegó.
Cierto día Aurora trajo a casa a una nueva hija, una preciosa y tierna bebé, pero los dos mininos no la recibieron con mucho entusiasmo. Tal vez pensaban que era una recién llegada quien les quitaría toda la atención que recibían de su madre humana.
Pero, rápidamente, Bell se percató de que tener una hermana no era tan malo como creía, y que sí había motivos para estar emocionada.
La nueva integrante de la familia no llegó sola, trajo consigo una gran cantidad de hermosos y atractivos juguetes. Bell solo se imaginaba divirtiéndose con ellos a sus anchas.
Cuando los padres instalaron los juguetes, la gatita no podía soportar las ganas de usarlos de inmediato. Y en el momento en que la bebé intentó jugar con ellos se ofendió, es que estaba sinceramente convencida de que los juguetes eran de ella, y no quería compartirlos con nadie.
La comprensiva madre reconoce que Bell parece disfrutar de los juguetes mucho más que su hermanita humana.
“Creo que disfruta de los juguetes más que la bebé, le encanta esa colchoneta”, comentó Brooks.
Con el pasar de los días, la gatita se dio cuenta de lo hermoso que es tener una hermana y que los juguetes eran para que ambos disfrutaran. Se han convertido en muy buenas amigas, disfrutan y comparten los juguetes, como debe ser.
Pero Bell no es la única que ha cedido al deseo de los juguetes prohibidos. Lo mismo sucedió a un «rudo» pitbull llamado Frank, quien jugaba plácidamente con los juguetes de su pequeño humano cuando nadie parecía verlo, hasta que fue descubierto.
Es maravilloso ver cómo los animalitos, sin importar su raza o tamaño, son capaces de disfrutar a lo grande, aunque a veces traten de apropiarse de juguetes que no les pertenecen, todo lo hacen de manera inocente. ¡Muchos humanos deberíamos aprender de ellos!
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