Kimbo, al igual que muchos perritos, no le gusta los fuegos artificiales, la mayoría siente miedo y su corazoncito se agita cada vez que hay una festividad y el cielo se llena de muchos colores. Quizá las personas disfruten contemplar tan bullicioso espectáculo, pero para los perritos no es tan grato.
Las mascotas y el exceso de pirotecnia no es una buena combinación.
En Golden Retriver ha vivido en la ciudad de Nueva York desde que nació, así que las aventuras son parte de su vida. Esta raza se caracteriza por tener ternura infinita, son perritos muy inteligentes que responden rápidamente al entrenamiento de obediencia. Kimbo ha aprendido a disfrutar de todas las actividades al aire libre que ofrece su ciudad natal a los alrededores.
Le encanta las largas caminatas a través de las calles de piedra rojiza.
Kimbo visita con frecuencia todos los parques de Brooklun, participa en clases de natación en piscinas especiales para perritos y disfruta de las excursiones en el Valle de Hudson. A pesar de toda esta vida tan pintoresca, llena de aventuras y el bullicio de la ciudad hay algo con lo que Kimbo le ha tocado que lidiar y lo ha hecho de la mejor manera.
Mientras el cielo se ilumina con fuegos artificiales los perritos pueden sufrir algunos traumas.
Cuando el perrito y su dueño Marco se mudaron a un nuevo vecindario en Broklyn, rápidamente se dieron cuenta que era una zona muy animada que el encantaba celebrar el 4 de Julio por todo lo alto y con muchos fuegos artificiales. Por primera Kimbo estaba muy nervioso, todo comenzó después que comenzaron a sonar lo fuegos artificiales con ruidos muy fuertes.
Kimbo demostró su inteligencia y con un poco de ayuda encontró el equilibrio en medio del caos.
El Día de la Independencia Kimbo y su dueño Marco se quedaron en el apartamento para evitar los fuegos artificiales, invitaron algunos amigos a cenar pero los sonidos atronadores se escuchaban en toda la residencia. Una dulce niña de 4 añitos, hija de un amigo, le hizo compañía a Kimbo para calmar sus nervios. La principio fue difícil para el perrito no dejaba de ladrar y cada cierto tiempo Marco tenía que frotarle sus orejas y darle golosinas.
De repente los ladridos cesaron, cuando los adultos fueron a ver se encontraron con una tierna imagen.
El adorable perrito estaba en la tina y la dulce niña lo había rodeado con todos sus juguetes favoritos. Una inocente idea que parecía funcionar. Al parecer Kimbo encontró el lugar perfecto para descansar, incluso durmió unos minutos mientras sonaban los últimos fuegos artificiales. El perrito logró calmarse y encontró serenidad en medio de tanta festividad.
Anímate a compartir la nota para que todos sepan el ingenio de Kimbo, ten presente que los perritos se agitan ante los fuegos artificiales y que nosotros debemos velar por su bienestar.