Todo aquel que tiene mascota sabe que con ellos nada es predecible, aunque los consientas y le dediques horas de diversión, ellos buscaran la manera de tener toda la atención. Samantha fue adoptada de un refugio cuando tan solo tenía meses de nacida. Desde entonces ha tenido un hogar fijo en el que ha vivido como una gatita mimada y robando la atención de su dueña.
Samantha lleva más de 10 años con Law, su dueña.
Heather Law es su dueña, desde que llevó a Samantha a su casa la gatita ha demostrado ser muy tranquila y dormilona. Una de las cosas que más disfruta hacer la dulce gatita es tomar siestas en casa pero no lo hace en cualquier lugar.
Para ello ha decidido que las maletas de viaje de su dueña son lugar favorito.
Por motivos de trabajo Law viaja constantemente por lo que tiene varias maletas, pero nunca esperó que su adorada gatica descubriera que ellas fueran el lugar favorito para conciliar dulces sueños. Todo comenzó un día cuando Law estaba organizando las maletas para viajar, notó que Samantha siempre permanecía en la cama mientras empacaba y que dormía encima de la maleta antes de ella partir.
Al regresar de viaje y desempacar Law señala que la consentida gata seguía durmiendo sobre sus maletas. Así que buscó la manera de darle una cama fija y cómoda a Samantha, decidió hacerle su propia cama maleta.
Una nueva cama que harían que Samantha no extrañara nada de las maletas de viaje.
Para ello Law buscó una maleta vieja, la transformó totalmente incorporándole varios detalles hasta que obtuvo una cama cómoda para su gatica. Cuando se la presentó a Samantha ella simplemente se mostró indiferente. El desinterés de la gata fue tan grande que incluso Law colocó algunos juguetes para llamar su atención, pero al parecer Samantha sabía que era solo una copia de su lugar favorito.
Adaptarse a su nueva cama fue cuestón de tiempo.
La actitud de Samantha solo cambió cuando Law agregó un poco de hierba para gatos sobre la maleta. Una vez que la gatita se identificó se empezó a sentir cómoda en su nueva maleta cama. Ahora ama su nuevo lugar de siesta, pero por supuesto, de vez en cuando se escabulle a las maletas nuevas de su dueña.
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