Para cualquier persona que tenga a un perrito o más, es bien sabido que éstos realmente aprecian sus juguetes, aunque pueden tener uno en especial que sea el predilecto y que no estén dispuestos a prestarle a nadie. En el caso de Draco, el juguete especial es una almohada que protege hasta el cansancio.
Draco es un pitbull y puede lucir muy rudo, pero su juguete favorito es una almohada roja con forma de corazón.
El amor que siente este lindo perrito hacia su almohada es tan grande que, a donde quiera que él vaya, llevará la almohada consigo.
“Si alguien toma la almohada de Draco, él la recuperará en seguida, además es la que lo ayuda a quedarse dormido cada noche”, dijo Allie O´Cain, dueña de Draco.
Draco fue rescatado cuando tenía dos semanas, Allie fue quien se lo arrebató a un criador, y desde ese momento la almohada ha estado en cada segundo de su vida.
“Draco es un masticador innato, cualquier juguete que no sea de goma no le dura absolutamente nada, pero realmente ha sido muy cuidadoso con su almohada”, dijo Allie.
Todo parecía ir mal cuando un día Willow, un labrador negro amigo de Draco, quiso jugar con la almohada especial, pues Draco estaba decidido a quitársela y en el jaloneo la almohada se rasgó; el relleno comenzó a salirse, parecía que había llegado el final del preciado juguete.
Draco se llenó de tristeza cuando vio que su amada almohada estaba destruida
Por fortuna, la mamá de Allie estaba cerca de la escena y estaba dispuesta a ayudar a Draco para que no perdiera el objeto de más valor para él. Así que tomó la almohada dispuesta a arreglarla, Draco sabía muy bien lo que estaba pasando, ya que en ningún momento trató de quitársela a su abuelita, él sabía que sólo estaba tratando de solucionar la situación.
La abuela de Draco llevó la almohada a la sala de operaciones e inició su trabajo con la máquina de coser, pero lo más sorprendente es que Draco no quiso estar lejos de la operación: subió sus patitas a la mesa donde operaban a su verdadero amor y asomaba su carita para cerciorarse de que todo estaba saliendo bien.
“Draco estaba llorando y trataba de acercar su carita a la almohada mientras mi mamá la cosía, fue como si su esposa estuviera en cirugía”, dijo Allie.
En cuanto su juguete quedó listo, el perrito lo tomó con su boca y fue como si nunca hubiera estado roto, se lo llevó y se acostó, como de costumbre, a su lado.
Allie y su mamá continuarán arreglando el juguete cuantas veces sean necesarias, para que Draco esté feliz y se sienta seguro.
“Los pitbull son exactamente lo contrario a lo que la gente piensa: siguen siendo unos bebés aunque crezcan”, dijo Allie.
Esta es una muestra más de que, sin importar el tamaño o tipo de raza, todos los animales son extremadamente sensibles y cariñosos, debemos tratarlos con cuidado y respeto para no lastimar su noble corazón.
Comparte esta historia para que más personas sepan que los pitbull son unos perros realmente tiernos y para que los rumores en torno a ellos desaparezcan de una vez.