Pippa es el nombre de nuestra protagonista, una perrita que afortunadamente contó con la suerte de ser adoptada. La pequeña Pippa llegó a la Sociedad Humanitaria de Atlanta junto con su padre y travieso hemanito, la familia canina estaba en total abandono, pero la dulce Pippa de tan sólo 7 semanas tenía un estado de salud más delicado que el de los otros perritos.
Su delicado estado de salud requería atención inmediata.
Toda la familia de Pippa tenía sarna, sin embargo la más pequeña no tenía pelaje, estaba totalmente cubierta de costra y se quejaba continuamente por causa de todo el dolor que estaba pasando. Sin duda, la dulce Pippa la estaba pasando muy mal.
Sin un hogar y muy débil la pequeña Pippa sólo buscaba amor.
Su pequeño cuerpecito reflejaba una perrita frágil con el único deseo de acurrucarse cómodamente. Amanda Harris fue la primera persona en recibirla, así que decidió llevarla a su casa y darle atención 24 horas al día, 7 días a la semana; sólo con tratamiento y atención diaria la tierna cachorrita lograría recuperarse.
“A ella le encanta esconderse en las mantas y acurrucarse más que nada en el mundo. Hubo momentos en que la miraba y me preguntaba a dónde iba, solo para encontrarla cómodamente acurrucada debajo de todas sus mantas”.
Con mucha dedicación y paciencia, pero sobre todo con amor incondicional, la salud de Pippa fue mejorando considerablemente. Su piel roja e irritada se fue hidratando y su pelaje ya se estaba volviendo más suavecito.
Pippa ahora disfrutará de las caricias de su nuevo dueño sin dolor alguno.
Poco a poco la tierna perrita demostró que todo es posible sin importar el tamaño, y con ayuda de personas que aman los animalitos, acariciarla sin que le doliera ya era posible. Fue necesario constantes baños medicinales, tratamiento y una buena alimentación.
Sólo con amor se puede aliviar el dolor más grande.
Los cambios de la dulce Pippa fueron muy evidentes, mostraba ser una perrita cariñosa con un gran corazón. En su proceso le tocó compartir con dos perros mucho más grandes que ella, uno es un pitbull de 36 kilos. A pesar de ser una pequeña chihuahua demostró que el tamaño no importa cuando se quiere vencer los obstáculos.
Pippa, una perrita de pequeña estatura pero con la fuerza de un gigante.
La popularidad de Pippa fue aumentando cada día a través de las redes sociales, este medio fue el canal para que la dulce perrita encontrara un hogar fijo. Terry Dickson adoptó a Pippa y desde su llegada se robó su cariño ganándose un espacio en el corazón de toda la familia.
“Cuando vi las fotos de ella tuve que ir a verla. Una vez que estuvo es mis brazos, todo terminó para mí. Fue la mejor decisión que he tomado en mucho tiempo. Ella es increíble!»
Pippa logró adaptarse y ahora es un miembro más de la familia, otro perrito es su compañero de juegos. Juntos llenan los días de los Dickinson de alegría y travesuras, afortunadamente ahora es una perrita feliz y sana.
Demostremos que los buenos somos más. Comparte la nota para que cada día las personas se motiven a darle un hogar a esos perritos, que como Pippa tienen un gran corazón.