Despedirse de un amigo no es fácil, y menos si se trata de una mascota que con el paso de los años se convierte en la razón principal que alegra tu jornada laboral. Para algunos, los carteros son solo personas encargadas de entregar determinadas encomiendas, pero Fernando Barboza es más que eso. Poco a poco se ganó la confianza no solo del vecindario que visita, sino de todos los perritos que se encuentra en la ruta.
Un cartero hace feliz a las personas y a los perritos con sus encomiendas
Gretchen, era en cierta forma uno de esos animalitos que te dan curiosidad y que te invitan a acercarte aunque parezcan esquivos al principio. El pastor alemán encontró en Barbosa la persona ideal para transmitir su legado amoroso, la dulce perrita fue adoptada en el 2013 por la familia Cimino en Texas.
Siempre hay oportunidades para los desprotegidos.
Los Ciminos comentan que desde el momento en que llegó a la casa la perrita era desconfiada, aunque desconocen del todo su historia intuyeron que no había sido muy bien tratada. Sin embargo, Gretchen encontró en la familia unos cómplices para sus travesuras, pasaban los meses y seguía precavida hasta que un día conoció al cartero Fernando Barboza.
Siempre hay personas que te cambian la vida y te llenan de amor.
Pocos son los carteros que al entregar una encomienda intentan entablar lasos con los receptores; sin embargo, Barboza formó una hermosa tradición con Gretchen: esperaba ansiosamente al repartidor todos los días, tras reconocer la corneta de su camión salía corriendo y lo esperaba en la puerta.
“Cuando la conocí, estaba un poco preocupada, ella era un poco distante al principio, pero luego comencé a hablarle, acariciarla y traerle golosinas”.
Así fue como nació el amor, una dulce tradición que Barboza siguió hasta que terminó. Un día de ruta normal se encontró un banderín en el buzón de la familia de Gretchen, lo que significaba que había un correo saliente. Al revisar el buzón se encontró con una triste noticia, dentro había una bolsa de golosinas y un mensaje para Barboza:
“Gretchen falleció ayer. Me pidió que te preguntara si compartirías sus golosinas para que nunca terminara la tradición con los otros perros de la ruta. Siempre disfrutó verte llegar a la puerta y siempre estuvo feliz de conseguir un bocadillo de tu parte”.
Con el nudo en la garganta Barboza se dirigió a la puerta de los Ciminos para expresar sus condolencias. Desde entonces ha estado entregando galleticas a los perros de su ruta en nombre de Gretchen, este gesto ha ayudado a la familia a sobrellevar la muerte del perrito.
Los seres que más amamos no mueren hasta que se olvidan… ¡Gretchen siempre será recordado!
Los sentimientos de Barboza se confunden con cada entrega, aunque a Gretchen le costó confiar en los forasteros se identificó muy rápido con Barboza. Él entrega encomiendas no solo a las personas sino a las mascotas, después de todo son un miembro más de la familia. Los Ciminos aún siguen de lo luto con la pérdida de su perrito, para Barboza sigue siendo muy nostálgica cada entrega.
“Ha sido a la vez feliz y triste, estoy triste cuando pienso en ella, pero feliz de ver las colas de otro perros moviéndose como locos cuando reciben las golosinas”.
Aunque Gretchen ya no está, Barboza sigue compartiendo la dulce tradición con todos perritos que se encuentra en la ruta. Qué buen ejemplo el de este hombre que ve en las mascotas un compañero y un amigo fiel.
Llenemos de golosinas a nuestros perritos. Comparte la nota para hacer del legado de Gretchen una tradición que cruce fronteras.