Un perro es la criatura más sensible y sus emotivas reacciones ante situaciones dolorosas nos rompen el corazón.
Es entonces cuando no terminamos de entender cómo algunos se atreven a decir que no tienen sentimientos. Si todavía lo dudas, la historia del pequeño Rookie no sólo que te convencerá de lo contrario, sino que te dejará sin palabras.
Este perrito habita con su familia en una granja rural de Corea del Sur. A pesar de que precisamente en ese país los perros no son tratados como merecen, y muchos de ellos son explotados en criaderos para luego vender su carne, afortunadamente ese no es el caso de Rookie.
El adorable perrito, a pesar de tener una familia que lo quiere, no todo en su vida fue felicidad. Tras haber perdido a su madre cuando nació, el pequeño tuvo que aprender a vivir sin el amor maternal, pero sus dueños se encargaron de que ese lugar lo tomara un ser muy particular y especial: la vaca que tenían en su granja.
Fue así como la vaca se convirtió no sólo en su amiga y protectora, sino en su verdadera madre, que lo crió y cuidó. Y Rookie aprendió a quererla como tal, al punto que no concebía su vida sin estar al al lado de su enorme amiga: juega con ella, duerme con ella, bebe de la misma fuente…
Pero, lamentablemente un día sucedió lo que todos temían. Los dueños de Rookie, de muy escasos recursos económicos, se vieron en la necesidad de vender su vaca para poder subsistir.
Llegó el momento en que sus dueños se la llevaron sin más, y Rookie sabía que ese sería el fin. ¡No lo podía resistir!
El perro rompió a llorar porque sus dueños se vieron obligados a vender la vaca que lo crió
El pobre Rookie miraba desesperado cómo se llevaban a su amiga y madre, sin poder hacer nada al respecto, más que llorar y exigir que se la devolvieran, pero todo parecía perdido.
A los dueños de Rookie se les partía el corazón, pero no tenían otra solución. Pensando en que sería sólo momentáneo y que el pequeño ya se acostumbraría, decidieron seguir con el plan de venderla. Pero para su sorpresa fue todo lo contrario.
Rookie, literalmente no podía vivir sin su amiga, veían cómo su carita de tristeza no se borraba jamás y decidió dejar de comer.
El vídeo de las lágrimas de Rookie conmueve a cualquiera. Su dolor fue tan grande que no pudo evitar romper a llorar:
Pero, él tenía que hacer algo, así que decidió buscar el rastro de su madre adoptiva. ¡Tenía que encontrarla!
Sus dueños no pudieron creer cuando vieron cómo Rookie logró valerse de su olfato y encontrar la propiedad donde tenían ahora a su amiga.
Afortunadamente, no era lejos y así pudo dar con ella. Pero aunque el pequeño volvió a respirar cuando la vio, todavía no podían estar juntos. ¡Y su corazón nuevamente se volvió a romper!
Al ver sus dueños que el hambre lo consumía, se dijeron a sí mismos que no podían hacerle eso más a su amado Rookie, ya verían el modo de salir adelante, pero la vaca tenía que regresar.
Tras hacer todos los arreglos con los nuevos dueños, lograron traerla de vuelta, y si las lágrimas de Rookie les destrozaron el corazón, otras lágrimas de felicidad cayeron por su rostro al ver el emotivo reencuentro de esta particular madre y su hijo adoptivo.
¡Qué reencuentro tan emotivo!
Rookie, que pensaba que jamás llegaría ese momento, no dejaba de menear la colita de la felicidad.
Estas son las historias que nos enamoran y que merecen ser difundidas. Es maravilloso ver cómo unos nobles dueños decidieron posponer sus necesidades más básicas para no ver sufrir a su amado perrito. Un relato repleto de ternura por donde se lo mire.