Generalmente, las personas suelen ver con cierto recelo o desconfianza a los animalitos cuando son callejeros, pues los consideran completamente salvajes, por lo que prefieren alejarse de ellos tanto como puedan, siendo la causa de muerte de muchos. Afortunadamente, para este gatito su suerte cambió al tener personas alrededor que logran hacer la diferencia.
Este es OB, uno de tantos animales que viven en las calles de Boston
Hace unos años, Orange Boy (Chico naranja), también conocido como OB de manera abreviada, era un gato salvaje que vivía en las difíciles calles de Boston. Lynne Gramer, quien estaba involucrada con la asociación Boston’s Forgotten Felines (BFF), un grupo que ayuda a cuidar las colonias de gatos salvajes de la ciudad, lo había visto cuando se estaba alimentando en su calle de costumbre junto a otros en su misma condición.
«OB comenzó a llegar hace tres años, y uno de los gatos que también rondaba el lugar siempre lo atacaba cuando venía a comer. Tenía que alimentarlo en un espacio diferente», dijo Gramer.
Él mostraba todos los comportamientos de un gato salvaje, estaba asustado de la gente y no dejaba que nadie se acercara, pero Gramer decidió atraparlo para castrarlo y así ayudar a disminuir la población extraviada. Después del procedimiento, el veterinario dijo que debía adelante y lo devolvió a la calle, pues OB parecía ser un gato salvaje que realmente no podía ser domesticado.
Todo apuntaba a que este gatito nunca se adaptaría a la vida de una mascota
Sin embargo, un buen día apareció Orange Boy haciendo algo sorprendente.
«Estaba sentado en mi patio y se me acercó frotándome la pierna, dejándome realmente impactada”, expresó Gramer.
El pequeño OB tenía la costumbre de atacar la pierna con cariño de quien se acercaba, especialmente estando dentro de la casa. Sin embargo, el repentino afecto de OB estaba complicando un poco la vida de Gramer, pues en ese momento ella estaba cuidando a un gatito mientras este conseguía un hogar, a la vez que a las afueras de su casa tenía a un perrito, al que a OB le gustaba atacar algunas veces.
En este vídeo puedes apreciar lo cariñoso que es
Publiée par Lynne Gramer sur Lundi 25 juin 2018
«En ese momento él no tenía a dónde ir, así que le puse un pequeño refugio en el patio, y me rompía el corazón cada vez que miraba afuera, donde él yacía en mis escaleras sollozando como si dijera: ‘Déjame entrar'», dijo Gramer.
El pobre Orange Boy se la pasaba afuera desprotegido
Por suerte, el otro gatito encontró un hogar rápido y OB se pudo mudarse adentro adentro. Poco tiempo después, la amiga de Gramer, Sophie Higgins, se acercó y conoció a OB.
«Cuando me senté, se dejó caer en mi regazo y fue amor a primera vista», dijo Higgins y así siguió visitándolo nuevamente.
Gramer estaba tan preocupada por este gatito que quería asegurarse de encontrarle un hogar perfecto, por lo que se atrevió a preguntarle a Sophie si lo querría, a lo que ella no pudo estar más emocionada de aceptar.
Orange Boy estaba listo para conseguir un hogar permanente
Cuando OB llegó a la casa de su nueva protectora, inmediatamente saltó al sofá, y después de unos días, es difícil imaginar a OB como algo más que al cariñoso y tierno miembro de la familia que es, muy lejos del gato callejero y salvaje que una vez fue.
Ahora él es como un gatito completamente distinto que disfruta de los cariños de su nueva madre
Con esta experiencia quedó demostrado que estos animalitos callejeros y salvajes tienen su punto débil dentro de ellos, pues solo necesitan a las personas perfectas para ponerlo en evidencia, y una vez que la gente demostró al gato callejero algo de amabilidad, aprendió a devolverles el favor.
¡Te invitamos a compartir esta hermosa historia con otras personas para motivarlas a aceptar a estos animalitos que tanto nos necesitan!